Para los que todavía creen que el COVID es un juego tendré que decirles que tienen razón, en muchos aspectos es eso, un juego.
Cuando empezó la pandemia creíamos que solo afectaba a los más adultos, a los diabéticos, a los pacientes con obesidad mórbida. Ahora sabemos que no es así, que también afecta a niños y a jóvenes, a personas sin enfermedades de base, a profesionales, a personas con excelente estado físico, en otras palabras, es un juego, como el de la perinola (pirinola), un juego donde TODOS PONEN.
Son muchos los casos en los cuales hemos sido informados de reuniones familiares, fiestas familiares, encuentros sociales de varias familias, en los cuales un miembro de la familia contagiado, en ocasiones asintomático, ha contagiado a otros miembros del grupo, con lo cual el COVID como si fuera un juego ha terminado con familias enteras, a veces TOMA UNO, a veces TOMA DOS, y en otras ocasiones TOMA TODO, por eso es que esta pandemia si parece un juego.
En algunos casos, las personas no saben cómo, ni cuando resultaron infectados, pues aducen haber tomado todas las medidas de bioseguridad, no obstante, empiezan con tos, fiebre, problemas respiratorios y de CARAMBOLA neumonía. Entonces parece un juego, pues a veces se enferman sin darse de cuenta y de CARMBOLA resultan en una UCI.
Hace pocos días pudimos observar como un significativo número de personas se agolpaban en la parte exterior de varios establecimientos de comercio en el sector del cable en Manizales, lo cual hacían en momentos que se jugaba un partido de futbol entre Once Caldas y Nacional. Casi todos los presentes estaban sin tapabocas y sin medidas de bioseguridad, con lo cual claramente se puede afirmar que los asistentes se sentían jugando, pero en ese estado estaban en FUERA DE LUGAR.
Algunos que han resultado asintomáticos, solo han recibido un llamado de atención por ese arbitro llamado médico. Otros han recibido TARJETA ROJA y han estado varias fechas por fuera del juego de la vida. Otros no han tenido tanta suerte y los han expulsado para siempre.
Resulta realmente triste cuando la pandemia se ensaña con familias completas, en las que el COVID ha hecho MOÑONA con padres e hijos, destrozando la vida en común de muchos que veían el virus como un juego.
Cuando vemos la imagen del COVID nos remontamos a la década de los 80s cuando nos sentábamos frente a la consola a jugar MARCIANITOS o AGUILAS. Recuerdos que llegan no solo porque la figura del virus parece la de un marcianito, sino también porque el propósito del juego de consola era evitar una invasión de aquellos extraterrestres. Entonces, visto así, el COVID si es un juego, pues hoy son miles y miles las personas que trabajan para evitar esa invasión.
Los grandes laboratorios y muchas farmacéuticas vienen trabajando a marchas forzadas para desarrollar una vacuna que pueda controlar la expansión del virus, que evite la propagación de la pandemia y que salve millones de vidas, asunto que todos queremos y rogamos. El primero que lo haga, con resultados demostrables, sin duda alguna estará echando SENAS, pues todos los países demandan con urgencia ese medicamento, no importa el costo, importa el medicamento.
Ahora sí, hablemos en serio.
El COVID no es un juego, no es un chiste, no es un invento. Las cifras cada vez son más alarmantes, más preocupantes.
Hace algunos meses no conocíamos ninguno de los contagiados, creíamos que eso les pasaba a otros, pero no a nosotros. Ahora es completamente diferente, todos tenemos familiares, amigos o conocidos, enfermos o muertos por COVID, lo cual nos tiene que hacer caer en cuenta que esto es de verdad, que no es un juego.
Al principio creíamos que no estarían llenas las UCI, ahora sabemos que se ha vuelto complicado encontrar espacio y respiradores o ventiladores para atender a los pacientes y mientras las personas del sector salud se juegan la vida por salvar vidas, todavía hay personas que juegan con su vida, que creen que el COVID es un juego.