Transitar actualmente por las vías de Manizales, es asistir a un concierto permanente de vibradoras, fresadoras, volquetas, rodillos; que de manera armoniosa confluyen para reparar, mejorar y modernizar una malla vial que después de cuatro años de negligencia presentaba franco deterioro. Es recuperar en seis meses, cuatro años de abandono, desidia, desorden y desdén.
En la AV. Santander, en la AV. Alberto Mendoza, en la AV. 12 de Octubre, en la AV. Paralela, en el sector del Batallón, entro otros lugares, se nota el cambio. Donde antes habían profundas grietas, huecos inmensos y grandes fallas, hoy tenemos excelentes calzadas, adecuadas reparaciones, modernas vías, que no solo garantizan seguridad vial, sino inmensas alegrías.
Es hacer de manera correcta lo que antes era del todo improvisado, como el puente peatonal de la 19 con plaza Alfonso López, el que después de ocho meses sigue quebrado y frente al cual no hay responsables definidos, tema heredado del Gobierno anterior que como en el caso de la PTAR los responsables ahora brillan por su ausencia.
En materia de movilidad, el caos dio paso al orden. Los desplazamientos que antes eran tortuosos, lentos, incómodos, demorados, hoy son ordenados, controlados, fluidos y con presencia permanente de guardas y policías de tránsito que facilitan la vida de conductores y peatones.
La seguridad, también empieza a marcar la diferencia, pues al frente de la oficina encargada se tiene una mujer con experiencia que se ha dedicado a organizar la casa y a coordinar acciones adecuadas con las autoridades de policía y con las autoridades militares, propiciando que hoy la ciudad se sienta más segura.
Un cambio significativo que los ciudadanos advierten, señalan y reconocen, es el que se viene dando en materia de escenarios deportivos y actividades físicas, pues a diferencia de lo que venía ocurriendo, el tema deportivo, físico y lúdico, hoy se hace con conocimiento, con sentido común. No deja de ser complejo y difícil para el secretario de despacho encargado tener que corregir todos los yerros heredados, especialmente con obras que no fueron adecuadamente licenciadas como el Coliseo Mayor, o aquellas de las que se perdieron elementos estructurales como el techo o el maderamen, es decir un caos total para un tema que es vital.
En educación es grato escuchar que el PAE se ha cumplido en términos de tiempo y de calidad; que el transporte escolar ha cumplido su objetivo de llevar a cada niño de la casa al colegio y del colegio a la casa y que los profesores han llegado a tiempo, de manera oportuna, y lo mejor que el diálogo del secretario con los rectores, profesores y comunidad educativa, es fluido, constante, permanente y adecuado a la responsabilidad entregada.
En Aguas de Manizales, el cambio es absoluto, la empresa empieza a retomar el rumbo otrora masillado con acciones perversas que la condujeron de la suficiencia económica al déficit, pues lo más importante para un gobierno incapaz era propiciar la perdida de los recursos como en el caso de la PTAR. Hoy se nota una gerencia serena, comprometida, empeñada en recuperar la empresa y en sacarla del abismo en que la dejaron, con acciones permanentes en defensa del servicio, de la calidad y sobre todo en defensa de la transparencia en materia gerencial.
De la alcaldía habrá que decir que la experiencia no se improvisa. De ser el hazmerreír nacional con Liberland y los rayos aceleradores de obras, pasamos a ser un referente nacional, con un alcalde que es invitado permanente a foros, debates, disertaciones, eventos, donde hoy empieza Manizales a recuperar el lugar que en cuatro años había perdido.
Manizales va por buen camino, lo dicen los administrados, se siente en la calle, se palpa en el aire. Ocho meses es la sexta parte de un periodo de gobierno, lo cual resulta ser un corto espacio para exigir resultados, pero aquí ya se empiezan a ver.
Créanme que en Manizales aplica el dicho que cuándo las cosas van mal, se nota, pero cuando empiezan a mejorar, se nota más. Para nuestro caso, en MANIZALES SE NOTA EL CAMBIO.