Dulce espera

Los niños del país sueñan con la llegada de cada 31 de octubre, es un día en el que sus padres disfrutan disfrazándolos, y ellos gozan reclamando dulces. Una tradición de origen celta que llegó a Norteamérica a eso de 1840, convirtiéndose en una gran fiesta hace aproximadamente cien años con el gran desfile de Minnesota.

En nuestro medio, la celebración tiene unos 50 años, y fue Bogotá la ciudad que asumió este hecho como un modelo americano de modernidad, irradiando al resto del país la celebración, la fiesta y el jolgorio.

Es innegable que los adultos disfrutan el día de los niños, o día de brujitos, o día de disfraces o día de Halloween, por dos razones, la primera porque a los que son padres les permite “muñequiar” con los más pequeños y les permite vestirlos o disfrazarlos según la moda o tal vez como ellos alguna vez quisieron verse disfrazados y la segunda porque son muchas las fiestas de disfraces que se celebran debidamente excusados en la fecha y la tradición.

Pero sin lugar a duda, son los niños los que mas disfrutan de esta fecha especial para ellos, en el que los adultos disfrutan regalándoles dulces a cambio de verlos vestidos de héroes, campesinos, policías, chavos, etc.

Las calles de las ciudades se ven invadidas por cientos de miles de niños que salen esperanzados en tomarse fotos para recordar la fecha, recibir muchos, muchos, muchos dulces, para gozar la fiesta, y los más importante para ellos, comparar con sus amiguitos quien logró conseguir más bolsas de caramelos.

Los niños, que son muchísimos por demás, salen acompañados de sus padres, o hermanos o tíos, porque necesitan quien los cuide y proteja, lo que implica que en ciudades como Manizales se tenga que cerrar el tráfico vehicular sobre las carreras 22 y 23, además de todas las calles desde la 19 hasta la 31, cierres que son aún más grandes que los que se realizan en la feria. Adicional hay que contar con las aglomeraciones que se ven en Chipre, la Enea, la Sultana, y otros barrios.

Ahora bien, hay que tener presente que nos encontramos en medio de la pandemia del COVID-19, en la que como estrategia de reactivación se implementaron dos días sin IVA, recibiendo por ello múltiples criticas de la comunidad, tanto así que suspendieron el tercero de los días programados. Imagínense entonces que va a ocurrir el 31 de octubre con cientos de miles de niños y sus padres en ríos humanos por las calles de la ciudad reclamando dulces en medio de coros interminables que gritan triki triki Halloween….

El asunto es simple, si las calles se desbordaron cuando el gobierno anunció que se podían hacer compras de electrodomésticos sin IVA, ahora que tal cuando ni siquiera es para comprar, es para recibir dulces gratuitos. Será el caos total.

Tan cierto es lo hasta ahora dicho que en su momento el director territorial de salud de Caldas, Carlos Iván Heredia, en entrevista dada a la radio nacional dijo que las consecuencias del primer día sin IVA (19 de junio) era que en Caldas “aumentó en un 30% el número de contagios después de este día”. Un día en el que la gente no salía a las calles, salía a los centros comerciales y almacenes de cadena.

No siendo suficientes los argumentos anteriores, se encuentra el hecho que a hoy (18 de octubre) medios como Caracol Radio, La Patria, RCN radio, entre otros, registran la noticia que tanto el Hospital Departamental Universitario Santa Sofía como el SES Hospital de Caldas, reportan una ocupación del 83% y 81% respectivamente de toda la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), por lo cual se han declarado en alerta naranja.

Algunos dirán, en defensa de la fiesta, que los niños tienen pocas complicaciones con el virus, lo cual resulta cierto, pero tendrán que reconocer que son grandes transmisores de la enfermedad, especialmente a los adultos mayores que tanto disfrutan cuando los abrazan, los cargan o juegan con ellos.

Así que no solo estamos exponiendo a los niños, estamos exponiendo a todos los miembros del hogar, justo cuando los medios, los especialistas, los gerentes de hospitales, la secretaría de salud y el ministerio de salud anuncian que para el 31 de octubre estaremos en el pico de contagios, en la cresta de la ola de la trasmisión del virus.

A lo que cabe preguntarse ¿Tiene sentido exponer a los niños por un caramelo ?, la respuesta indudablemente es NO.

Por lo anterior, se hace necesario tomar medidas urgentes, ya sean del orden nacional, o cuando menos del orden local, que impidan este desastre que se avecina por la imprudencia segura que habrán de cometer muchos padres, que se verán impotentes ante los ruegos de sus hijos, se requiere alguien que tome esa medida que muchos padres son incapaces de aplicar.

Estamos a tiempo de tomar medidas. Como decían los abuelos, es mejor prevenir que tener que lamentar.

Es mejor que el dulce espere, es mejor UNA DULCE ESPERA.