Muy afectados se han visto algunos ciudadanos con el incremento en las tarifas de energía y al parecer, según las entidades públicas, todo es culpa del fenómeno del niño. Insoportables resultan las oleadas de calor que por estos días inundan gran parte del país, lo que el gobierno explica y fundamenta en un fenómeno natural que sin intención respalda la justificación de algunas empresas que han aumentado, como en el caso del Caribe, el cobro hasta en un 400% de la factura de energía, lo que también está ocurriendo en varias poblaciones del oriente de Caldas, donde la factura mensual ha pasado, en algunos casos, de 150 mil pesos a 500 mil pesos.
No podemos negar, que aunque las empresas de energía nos estaban preparando para este fenómeno, (las únicas que no estaban preparadas fueron las entidades de gestión de riesgo) no deja de sorprendernos el aumento desmedido, llegando a tal punto de tener que elegir entre pagar la factura de la energía o mercar. Decisión difícil, porque si se merca dónde van a guardar los enseres, si la nevera, la estufa, el horno, entre otros, no van a tener energía, o se pagan las facturas, pero ¿para qué si no van a tener que cocinar?
No están tan perdidos los ciudadanos al pedir a gritos la ayuda del Gobierno, sabemos que aunque gran parte de los servicios públicos del país son prestados bajo la modalidad de empresa privada, el Estado tiene la potestad de intervenir en situaciones que permitan mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, no podemos negar que el esfuerzo, mucho o poco por parte del Gobierno no ha dado los frutos esperados, pues las generadoras de energía discuten que las tarifas no son caprichosas, pues se limitan a decir que son el resultado de aplicar una fórmula que refleja los costos de generación, transmisión, distribución y comercialización de esta.
Hasta la fecha, no ha habido huelgas, quemas de recibos y reclamos que valgan, para obtener una respuesta válida y que beneficie a los ciudadanos de parte de las empresas de energía. Callar no es la salida y hacer el reclamo tampoco. En este país, nos estamos acostumbrando a que la única salida es hacer caso… omiso.
Varios elementos deben estudiarse a profundidad, como cuando la factura se aumenta de manera exagerada con sobrecostos del hasta el 37%, lo que las empresas soportan y explican en un ítem denominado “perdidas no técnicas”, que en el fondo no es otra cosa que la energía que se roban o defraudan mediante conexiones fraudulentas.
Lo más simpático del cobro por perdidas no técnicas, es que el ciudadano es responsable del contador para adentro, es decir, que antes del contador la energía es responsabilidad del generador, o del distribuidor, o del transportador, o incluso del comercializador, pero nunca del suscriptor. Así las cosas, lo que se roban algunos avivatos, no es culpa de los demás suscriptores, es falta de control o medidas por parte de las empresas que de manera muy curiosa reparten entre los demás suscriptores el valor de las perdidas no técnicas para recuperar lo que les han hurtado, pero jamás reparten las utilidades.
Este asunto merece juicio y decisiones contundentes desde la CREG y desde el Ministerio de Minas y Energía. En Caldas, ya tenemos poblaciones como LA DORADA, donde la gente ya está agotada en su paciencia y donde la disyuntiva es permanente, todo el tiempo se preguntan cuál es el niño al que le echan la culpa de que ellos ya no puedan mercar.