Se fue la dueña de una gran voz, pero sobre todo, se fue la mujer de trato directo con su hombre, la gran feminista que siempre estuvo en contra del machismo, la que sin darle muchas vueltas, le llamaba «Rata inmunda, Animal rastrero», una manera simple de mostrar lo que para ella significaba ese mal compañero que se había ganado su desprecio y que a través suyo había creado una canción que para muchas mujeres, era un desahogo.
Luego del saludo inicial, le llamaba «maldita sabandija», lo que se constituye en una frase de batalla con la que muchas mujeres aprendieron a despreciar a un maltratador o simplemente la aprendieron a usar para espantar a un mal marido.
Esta canción era un verdadero zoológico, pues allí nos daban los calificativos de rata inmunda, culebra ponzoñosa, maldita sanguijuela, maldita cucaracha, maldita sabandija, alimaña, hiena del infierno, como se puede ver, no faltaron calificativos despectivos, muy por el contrario, se expusieron y compararon los más bajos niveles de la fauna para lograr los más altos niveles de descalificación.
Créanme que muchas mujeres gozaban, disfrutaban y si se quiere, celebraban que unas letras bien cantadas, les permitieran, cantar sin ofender, cobrar sin deber.
Otra composición que era bastante importante para Paquita, es aquella que en su parte intermedia dice «Tres veces te engañé, tres veces te engañé, tres veces te engañé. La primera por coraje, la segunda por capricho, la tercera por placer». Otra oportunidad para cobrar al hombre que se había portado mal, otro momento de éxtasis para muchas mujeres que veían en sus letras la forma de cantar y gritar lo que por años habían tenido que callar.
En una de sus canciones confesaba su odio por los hombres, «¿qué traigo con los hombres, que por qué diablos los odio tanto? Y como no voy a odiarlos, si son la causa de tanto llanto. Mi abuelo burló a mi abuela, mi padre dañó a mi madre, y este Hijo de su suerte, me sigue llegando tarde».
Se fue a los 77 años, dejando un legado que las mujeres sabrán gozar y disfrutar, pues no hay duda que a diferencia de muchas artistas, su intención nunca fue halagar y exaltar a los varones, más bien cumplió un propósito, ser la voz, el canal y el modo de ayudar a que muchas mujeres pudieran decir lo que durante mucho tiempo habían querido gritar, pero que la sociedad no les permitía difundir.
Paquita fue una precursora que en medio de su arte ayudó a liberar a muchas mujeres de rabias, iras y malos tratos, lo cual en tiempos actuales es bastante fácil de entender, pero no era igual hace 50 años cuando decidió ser cantante, y tampoco hace 40 años cuando empezó a grabar.
Rata de dos patas lleva 25 años siendo coreada en muchas reuniones donde muchas mujeres aprovechan la «sutileza» de estas letras para mirar a su lado, ubicar visualmente al masculino que la acompaña, y que procura hacerse el desentendido, para gritar a todo pulmón «te estoy hablando a ti, porque un bicho rastrero, aun siendo el más maldito, comparado contigo, se queda muy chiquito».