Los piromaníacos son personas que presentan una tendencia involuntaria a provocar incendios o quemas incontroladas de aquello que no estaba destinado a dañarse. Nuestro país viene sufriendo constantes combustiones por cuenta de actos conscientes o incluso desprevenidos que nos mantienen en permanente alerta de calamidad.
Ordinariamente, los incendios son eventos súbitos, inesperados, sorpresivos, que demandan acciones urgentes para impedir su avance, no obstante, existen los incendios provocados, es decir, aquellos que son producidos por fuentes humanas y que tienen por propósito causar un daño calculado, limpiar un espacio o buscar acciones y reacciones de parte de organismos encargados de atender y/o superar la crisis causada.
En nuestro medio ocurre con frecuencia que algunos expertos en estos asuntos mantienen al país incendiado, encendido, ardiendo por todas partes, pues muchas acciones generan crisis que conducen a la necesaria acción de servidores que actúan como bomberos voluntarios que se dedican a apagar el fuego y a contener el avance de las llamas para evitar que el país quede reducido a cenizas.
Un incendio de considerables proporciones se produjo hace algunos días cuando se dijo que el país expulsaba a la delegación diplomática de Argentina, toda vez que el presidente de esa nación, señor Javier Milei, había sido imprudente en unas declaraciones, afectando el buen nombre del presidente colombiano. En ese momento se encendieron las sirenas y salieron los bomberos de la cancillería a extinguir el fuego que amenazaba con destruir el edificio de las relaciones bilaterales con la nación austral.
En otra ocasión se dio aviso de un incendio descontrolado en las relaciones de la presidencia de Colombia con la federación de cafeteros de nuestro país. Todo indica que el fuego empezó con la elección del gerente de la entidad, asunto que no fue del agrado del primer mandatario de nuestro país, y ahí empezó a arder la relación que por años había sido cordial y amable. Ese siniestro fue atendido con maquinaria y equipos extintores del ministerio de agricultura, y según se dice, aún quedan brasas por sofocar.
Las conflagraciones entre el gobierno y las EPS están en punto máximo de temperatura, y amenazan con destruir grandes extensiones de clínicas, hospitales, puestos de salud, EPS, IPS, medicinas prepagadas, y demás actores de la cadena médica. Han llegado refuerzos de varios lugares, buscando apaciguar la fuerza de las llamas, pero ha sido imposible contener la fiereza de esta combustión, la que, según se ha escuchado, han querido apagar echándole gasolina.
Otros incendios bastante delicados se han causado en las relaciones del gobierno con el sector minero energético. La decisión gubernamental de impedir o limitar al máximo la exploración y la explotación de hidrocarburos y otros minerales, ha generado la urgente acción de socorristas que han procurado contener el avance de estos fogonazos que ponen en riesgo la seguridad energética del país. Dicen que desde Venezuela podrían llegar refuerzos para apaciguar la crisis que se podría presentar con el gas natural.
Desde distintas orillas se anuncia que una avalancha de críticas y desordenes se avizora como consecuencia de los anuncios recientes que hablan de una nueva reforma tributaria, lo que, según entendidos expertos, tiene congestionadas las líneas de emergencia, y tal parece que desde el Ministerio de Hacienda, se alistan equipos de reacción para impedir el avance de este apuro.
Una imprudente declaración de un viceministro de transporte desató una hoguera en las relaciones del gobierno, con el gremio de los camioneros que sintieron altas temperaturas ante el anuncio de un incremento sostenido del precio del ACPM. Fue tal el nivel de combustión que el propio gobierno representado en el ministro de hacienda debió salir al paso desautorizando a su colega, devolviendo a temperatura normal el horno que recién se había encendido y que estaba por estallar.
Las quemas constantes que se vienen dando entre el gobierno y el Congreso por asuntos referidos al trámite de iniciativas tales como la reforma política, la reforma a la salud, la reforma pensional, entre otras, es asunto que demanda la presencia permanente de socorristas y voluntarios que ayuden a bajar la temperatura a estas relaciones que en ocasiones se salen de cauce, llegando al punto de poner en riesgo al edificio de la democracia.
Otro fogonazo bastante delicado se vivió por cuenta de las desafortunadas declaraciones del comisionado para la paz, fue tema que demandó la presencia urgente de personal bomberil. Recordemos que don Otty Patiño, saludó con alborozo la creación del nuevo frente guerrillero “ISAIAS PARDO” al que dio la bienvenida en nombre del estado colombiano. Todavía quedan escombros de esa llamarada.
Y para terminar por ahora, habrá que decir que la situación de la Universidad Nacional de Colombia, especialmente con la novela que se ha escrito en el proceso de elección del rector, es tema que ha tenido concentrados a todos los socorristas, con todas las máquinas y ambulancias disponibles, pues diariamente salen quemadas las ideas y decisiones de profesores, estudiantes, ex rectores, miembros de Consejo Superior.
El espacio es insuficiente para relacionar otras catástrofes políticas y de gobierno, pero tal como se ve, en nuestro país hay personas que, sin proponérselo, mantienen una tendencia involuntaria a provocar incendios.